martes, 23 de julio de 2013

Terapia

Empiezas el día abriendo los ojos y lo terminas sin haberte despertado. Hay veces en las que el gotelé de la pared te saca muchas más verdades que las que te puede sacar cualquier persona, y pensando y pensando, llegas a la conclusión de que es porque hasta que no te admites las cosas a ti mismo, es muy difícil darles forma y volumen para un público que tampoco tiene por qué estar.


Así que un día te levantas y te hablas. Y te cuentas cosas que sabes que vas a olvidar al día siguiente, porque la pureza de las verdades se vuelve efímera al querer apreciarla por lo que queremos que sea y no por lo que es.


Durante esas 24h en tu cabeza, das vueltas a todo lo que existe hasta el punto de plantearte que no existe, pero que quizás quieres que exista para así tener algo en lo que apoyarte para escribir, para cantar, para hablar, para actuar…para sentir que sientes.


Porque ese día que empiezas lo haces sin que nada ni nadie te toque; sabiendo qué es una emoción y pudiendo reconocerla, pero sin llegar a sentirla cerca. Así que recurres a libros, películas, música y cualquier cosa que pueda servir de cita para explicar lo que tú, por alguna razón, no puedes. Y así es como encuentras demasiadas subidas de azúcar que no te suben y cuentos que no te crees con finales que sí que ves.


Pero como todo lo que empieza acaba y todo empieza después de acabar, llegan los últimos minutos de la noche y zanjas la conversación pensando que hasta los sociópatas tienen que sentir que no sienten. Y sigues durmiendo.  


-MW-

http://elbauldelahabitaciondeallado.blogspot.com.es/2013/08/audiobook.html



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